
En el Día Mundial del Agua, reafirmamos que el agua limpia es vida y que nuestras vidas dependen de la manera en que protejamos la calidad de nuestra agua.
El agua es la base de la vida en nuestro planeta. La calidad de la vida depende directamente de la calidad del agua. Una buena calidad del agua sustenta la buena salud de los ecosistemas y, en consecuencia, mejora el bienestar de las personas. No obstante, una mala calidad del agua perjudica al medio ambiente y el bienestar de las personas. Por ejemplo, las enfermedades que se propagan por el agua causan cada año la muerte a más de 1,5 millones de niños.

Muchos de los contaminantes del agua tienen efectos perjudiciales a largo plazo sobre la calidad del agua, lo cual constituye un riesgo para la salud de las personas. En consecuencia, el agua dulce disponible se reduce de forma importante. Asimismo, la capacidad de los ecosistemas para proporcionar servicios se ve disminuida drásticamente, a veces con efectos irreversibles. En consecuencia, el medio ambiente se degrada por la disminución de la productividad de la biomasa, la pérdida de la diversidad biológica y la vulnerabilidad ante otros factores estresantes.
La calidad del agua es fundamental para la salud de las personas y los ecosistemas, y mejorar esa calidad genera numerosos beneficios : mejora de los ecosistemas y de los servicios de los ecosistemas, mejora de la salud y mejora de
los medios de vida.

El cambio climático y los nuevos contaminantes vienen a añadirse a las amenazan que ponen en peligro la calidad del agua y la salud de las personas y los ecosistemas. La cantidad de agua disponible depende de en qué medida el agua esté limpia o contaminada. Generalmente, prevenir la contaminación del agua resulta más económico que limpiarla después que ésta se contamine.
Proteger la calidad del agua:una responsabilidad compartida para beneficio común.
Todos vivimos río abajo y, por lo tanto, la protección de las fuentes de agua frente a la contaminación es responsabilidad de todos. Ello no puede dejarse únicamente en manos de las autoridades públicas. Todos los sectores, público y privado, deben adoptar medidas apropiadas y adecuadas para prevenir la contaminación. Ello exige el firme compromiso de todas las partes, desde personas individuales y comunidades locales hasta organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil. Las acciones deben diferenciarse según el tipo de usos del agua y los actores concernidos, ya sea de una sola persona o de una institución.
Resulta urgente acrecentar la investigación, el monitoreo y la evaluación de la calidad del agua a los niveles mundial, regional y local adoptando un enfoque integrado en el que la cuenca sea utilizada como unidad de gestión. Los resultados científicos de las
investigaciones deben fundamentar la elaboración y aplicación racionales de políticas. Además, es preciso disponer de funciones reglamentarias que cuenten con financiación y personal suficientes para asegurar que las normas y reglamentaciones se apliquen y cumplan.
El agua limpia es vida. Ya contamos con los conocimientos tecnológicos y la capacidad para lograrla. Tengamos ahora la voluntad de hacerlo. La vida y la prosperidad de las personas dependen de cuanto hagamos hoy como custodios, y no contaminadores, de este preciado recurso: nuestra agua limpia.
El agua es la base de la vida en nuestro planeta. La calidad de la vida depende directamente de la calidad del agua. Una buena calidad del agua sustenta la buena salud de los ecosistemas y, en consecuencia, mejora el bienestar de las personas. No obstante, una mala calidad del agua perjudica al medio ambiente y el bienestar de las personas. Por ejemplo, las enfermedades que se propagan por el agua causan cada año la muerte a más de 1,5 millones de niños.

Muchos de los contaminantes del agua tienen efectos perjudiciales a largo plazo sobre la calidad del agua, lo cual constituye un riesgo para la salud de las personas. En consecuencia, el agua dulce disponible se reduce de forma importante. Asimismo, la capacidad de los ecosistemas para proporcionar servicios se ve disminuida drásticamente, a veces con efectos irreversibles. En consecuencia, el medio ambiente se degrada por la disminución de la productividad de la biomasa, la pérdida de la diversidad biológica y la vulnerabilidad ante otros factores estresantes.
La calidad del agua es fundamental para la salud de las personas y los ecosistemas, y mejorar esa calidad genera numerosos beneficios : mejora de los ecosistemas y de los servicios de los ecosistemas, mejora de la salud y mejora de
los medios de vida.

El cambio climático y los nuevos contaminantes vienen a añadirse a las amenazan que ponen en peligro la calidad del agua y la salud de las personas y los ecosistemas. La cantidad de agua disponible depende de en qué medida el agua esté limpia o contaminada. Generalmente, prevenir la contaminación del agua resulta más económico que limpiarla después que ésta se contamine.
Proteger la calidad del agua:una responsabilidad compartida para beneficio común.
Todos vivimos río abajo y, por lo tanto, la protección de las fuentes de agua frente a la contaminación es responsabilidad de todos. Ello no puede dejarse únicamente en manos de las autoridades públicas. Todos los sectores, público y privado, deben adoptar medidas apropiadas y adecuadas para prevenir la contaminación. Ello exige el firme compromiso de todas las partes, desde personas individuales y comunidades locales hasta organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil. Las acciones deben diferenciarse según el tipo de usos del agua y los actores concernidos, ya sea de una sola persona o de una institución.
Resulta urgente acrecentar la investigación, el monitoreo y la evaluación de la calidad del agua a los niveles mundial, regional y local adoptando un enfoque integrado en el que la cuenca sea utilizada como unidad de gestión. Los resultados científicos de las
investigaciones deben fundamentar la elaboración y aplicación racionales de políticas. Además, es preciso disponer de funciones reglamentarias que cuenten con financiación y personal suficientes para asegurar que las normas y reglamentaciones se apliquen y cumplan.
El agua limpia es vida. Ya contamos con los conocimientos tecnológicos y la capacidad para lograrla. Tengamos ahora la voluntad de hacerlo. La vida y la prosperidad de las personas dependen de cuanto hagamos hoy como custodios, y no contaminadores, de este preciado recurso: nuestra agua limpia.

Fuente: www.unwater.org/worldwaterday/index_es.html
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