miércoles, 25 de noviembre de 2009

En el ávila guatireño




Artículo.-

Las montañas avileñas de El Norte en Guatire, encierran en sus entrañas un tesoro de paisajes, encantos y misterios que muchos lugareños y foráneos desconocen, perdiéndose así de una maravillosa aventura solo comparable a las incursiones de Humboldt en la América virgen. Con la finalidad de explorar positivamente este recurso potencialmente turístico y deportivo, la Alcaldía del Municipio Zamora inicia una campaña para concretar proyecto de construcción de caminerías ecológicas, para lo cual planificó una caminata de evaluación de técnica, cuyo resultado daría pié firme en el cálculo de las posibilidades y recursos necesarios para la factibilidad física, jurídica y social, del hasta ahora anhelado sueño de los ecologistas zamoranos.

La travesía

Partimos a las ocho de la mañana del día jueves 30 de septiembre, un equipo de 12 personas en una unidad de transporte rústico, una de rescate y una patrulla policial que nos escoltó hasta los predios de la hacienda Santa Rosa, desde donde iniciaríamos la caminata. El objeto era realizar una travesía por la cuenca sur de El Ávila, parando en los sitios de interés arquitectónico y evaluando las posibilidades del terreno para recuperar y trazar las caminerías de El Norte y a su vez, explorar una supuesta nueva ruta desde la hacienda Machado hasta la estación de Guarda Parques, ruta que a la postre nos llevaría a la más insólita odisea.

Petroglifos a la vista

En el punto inicial el equipo define los pormenores, acuerda las claves de radio y chequea los técnicos, dos camarógrafos, dos fotógrafos, dos excursionistas, dos guías de rescate, un cronista, un guarda parques y dos funcionarios del gobierno local, cada uno con tareas específicas en el marco del interés común: evaluar el proyecto de caminerías. Nuestro primer punto fue en los petroglifos de Santa Rosa. a unos en 50 m. Del camino principal, donde encontramos dos enormes rocas en forma de lajas donde resaltan figuras labradas en piedra en forma de espirales, soles y triángulos, entre otras de particular geometría. Notamos poca atención científica en esos trozos de nuestro patrimonio que ante una meteorización física se erosionan, al punto de perderse ya algunos caracteres de sus antiquísimos y misteriosos diseños.

La alfombra amarilla

Caminamos hacia el este como dos horas, asombrados por una espectacular alfombra de tentadores mangos que se extendía por ambos lados de la vereda y se confundía con los intermitentes arroyuelos que cruzaban cristalinos los caminos. Nos saciamos hasta no más del tropical fruto y la fría y diamantina agua, y en ese entretenido afán llegamos hasta la hacienda El Norte, ruinas de más de ciento cincuenta años de colonial estilo, donde las gruesas paredes de barro nos permitieron liberar nuestra imaginación ubicándonos en aquellos bucólicos encantos del siglo XIX; optamos por recomendar su restauración. Desde allí todo fue chistes y alegría y a paso entusiasta arribamos al Dique de El Norte, construido hacia la década de los treinta, impresionante obra de ingeniería que aunque aún surte de agua a un sector de la población, se encuentra en un abandono total por parte de Hidrocapital.

El paraíso de El Norte

Muchos de los presentes se quedaron abismados ante la belleza del pozo Araguaichú, sitio propicio para el
campamento y el fresco y oportuno baño, pero lo verdaderamente espectacular estaba por verse; a cuarenta minutos de ensoñador pero tortuoso camino, nos presentamos ante la colosal cascada de El Norte. Casi sesenta metros de roca sólida en una alegre y blanca caída de no menos de 40 metros, indescriptible emoción ante tan imponente paisaje, pensamos que bien valía la pena el esfuerzo de haber subido casi mil doscientos metros de verde monte. Ilusos, no sabíamos lo que nos deparaba la encantada montaña.

El extravío

De regreso nos detuvimos en Hacienda Machado, ubicada en una loma bastante plana donde aún se conserva parte de sus muros de barro compreso, aún más antigua que la de El Norte; en ella recogimos muchos mangos hasta que los bolsos se llenaron. La tarea estaba hecha y el camino de regreso sería cuestión de dos horas, al menos eso pensaron los dos excursionistas y un joven camarógrafo que basados en su se dispararon adelante, y para nuestro pesar uno de ellos llevaba el radio y el otro el equipo de montañismo, además el guarda parques nos había abandonado una hora antes de salir de Araguaichú, Solo nos quedaban los dos guías como apoyo. Al cabo de dos horas de camino empezaron las dudas, el supuesto camino se hacia menos visible y la maleza más alta, a las tres horas ya estábamos agotados al extremo, pero el ánimo y la experiencia de un funcionario de gobierno local nos mantuvo despiertos; fueron dos horas más de laderas, espinas y desesperanzas, hasta que al fin divisamos al pueblo, al cálculo serían unas dos horas más -eso si encontrabamos el camino-, uno de los fotógrafos capituló físicamente, por tanto lo auxiliamos y le liberamos del peso. Ya no había agua ni linternas y el sol se había ocultado y las serpientes iniciaban su cacería.

El desenlace

Ya habíamos divisado la casa del guarda parques pero no el camino, y desde allí integrantes de la unidad de rescate que nos esperaba, nos lanzó señales que indicaban la derecha, y eso hicimos. Bordeamos el Topo Machado unos trescientos metros, salvando unos pendientes hasta de setenta grados, hasta que al fin llegamos a la vereda soñada, habían pasado seis horas de extenuante camino, deshidratación, raspaduras y cansancio extremo, toda una aventura y test de resistencia de alta factura que pocos superan. Tuvimos mucha suerte, amén de muchos cayos, ampollas, dolores de músculos y huesos y uno que otro desorden estomacal, pero con la labor cumplida a la par de la experiencia que nos hicieron, con justicia, avalar el proyecto de creación de caminerías de El Norte, para que turistas y montañistas no sufrieran nuestras penurias.

José M. Milano M.

lunes, 23 de noviembre de 2009

El Cambio Climático podría afectar a 175 millones de niños al año durante la próxima década


Save the Children aprovechó la cumbre sobre el clima de las Naciones Unidas, celebrada en Barcelona, para presentar su informe “Viviendo el calentamiento global: supervivencia infantil en un clima cambiante”, en el que alerta de que el cambio climático es la mayor amenaza para la salud de los niños en el siglo XXI. Según la ONG, 175 millones de menores al año se verán afectados por el incremento de los desastres naturales (inundaciones, ciclones, sequías, etc.) en la próxima década.

Estos desastres naturales “se combinarán con un incremento de la malnutrición y de enfermedades que ya provocan las mayores tasas de mortalidad infantil”, como la malaria y la diarrea.

Se estima que la diarrea, que acaba con la vida de un millón de niños cada año, “se incrementará en un 10% hasta 2020 a causa de cambio climático”. La malnutrición, que afecta a 178 millones menores y provoca 3,2 millones de muertes infantiles cada año, “afectará a 25 millones de niños en 2050″. Y la malaria, responsable de que un millón de niños pierda la vida cada año, “afectará 320 millones más de personas en 2080″, señala Save the Children.

Por todo esto, la ONG pidió a los líderes mundiales que se “comprometan a firmar un acuerdo ambicioso sobre cambio climático en las negociaciones del clima de Copenhague, que ayude a los niños con menos recursos a soportar sus efectos”.

“Actualmente los niños ya mueren a causa del cambio climático y sin una acción urgente estas muertes se incrementarán”, declaró Rudolph von Bernuth, director de Emergencias de Save the Children. “Casi nueve millones de niños y niñas pierden la vida cada año antes de su quinto cumpleaños a causa de enfermedades como la diarrea o la neumonía. El cambio climático empeorará estas amenazas”, afirmó von Bernuth, que urgió que “si no se actúa, el cambio climático se convertirá en un lento naufragio con los niños y niñas del mundo a bordo”.

El informe de Save the Children señala cómo las familias de las comunidades más pobres serán las más afectadas, ya que el cambio climático reduce su acceso a agua potable y su capacidad de cultivar alimentos nutritivos, incrementa el precio de los alimentos y permite que se propaguen los mosquitos portadores de la malaria.

Responsabilidad de las naciones ricas

Por su parte, el director de Save the Children España, Alberto Soteres, dijo que “los niños y niñas de los países en desarrollo no son responsables del cambio climático y si embargo son los más afectados”. Por ello, “es responsabilidad de las naciones ricas, que han estado emitiendo gases de efecto invernadero durante siglos, ayudar a las comunidades con menos recursos a adaptarse a los efectos del cambio climático”, reclamó Soteres.

“Viviendo el Calentamiento Global” hace también un llamamiento a los gobiernos para que fortalezcan sus sistemas de de sanidad, agua y saneamiento en los países más pobres para que puedan afrontar los efectos del cambio climático. Además, los países en desarrollo deben diseñar planes para adaptarse a esta difícil situación que tengan en cuenta las necesidades específicas de los niños.

Fuente: www.consumer.es



viernes, 20 de noviembre de 2009

Llegò Tomate Urbano

Aquí les llega tomate urbano, un espacio para la participación y el debate que busca difundir con un estilo entretenido y refrescante valores que promuevan el supremo amor a la naturaleza y la buena vibra entre los ciudadanos. A través de la música, el dibujo, la fotografía, la poesía, así como otras expresiones culturales esperamos contribuir con nuestro humilde trabajo a la construcción de una conciencia que nos permita avanzar hacia un nuevo paradigma en las relaciones entre la naturaleza, el ser humano, el trabajo y la cultura.

Los invitamos a participar activamente en nuestro blog, recordándoles que pueden enviarnos fotos, comentarios y sugerencias a través de nuestro correo electrónico tomateurbano@gmail.com

Aquí les dejamos a Cultura Profética con su canción Árboles


Para la oreja, estamos acabando con el planeta

Este video nos trae algunas verdades importantes. Así que Tomatízate !!!!!

jueves, 19 de noviembre de 2009

Los alimentos transgénicos y sus consecuencias



Los alimentos transgénicos son aquellos que han sido producidos a través de un organismo modificado genéticamente mediante la ingeniería genética. Visto desde otro enfoque, son aquellos alimentos obtenidos de un organismo al cual le han incorporado genes de otro para producir una característica deseada.
En la actualidad varios de estos alimentos genéticamente trabajados son vistos comúnmente en el supermercado. Muchas son las controversias que se han generado alrededor de la producción de estos alimentos, debido a los efectos negativos que causan los mismos sobre la salud. En EE.UU, la ingestión del aminoácido triptófano, producido por una bacteria modificada genéticamente, dio como resultado 27 personas muertas y más de 1500 afectadas, este componente químico se puede encontrar en la soya que fue el alimento posteriormente trabajado genéticamente luego de que las primeras generaciones alimenticias de este tipo se dieran en el TOMATE. Entre algunos de los productos que contienen soya están: la leche, la carne, los huevos, entre otros.
Irlanda, país que acaba de convertirse en el noveno integrante en conformar el grupo de estados libre de transgénicos junto a Francia, Austria, Grecia, Luxemburgo, Hungría, Italia, Polonia y Alemania, ha mantenido históricamente una postura firme contra la producción de este tipo de alimentos; actualmente la plataforma por una Irlanda libre de transgénicos considera clara la decisión del gobierno, aunque espera a su desarrollo legislativo. Pide que las producciones ganaderas que han incluido alimentación transgénica en algún período de la vida del animal no tengan derecho a la certificación “libre de transgénicos”, como pasa en Alemania. Las asociaciones ganaderas afirman que estas medidas facilitarán la eliminación de los piensos transgénicos en la dieta del vacuno y ovino irlandés, teniendo en cuenta que la abundancia de pastos requiere de poco pienso.



Ahora bien, toda esta polémica generada alrededor de los alimentos transgénicos ha traído consigo un despertar en la agricultura sostenible como alternativa para el consumo de este tipo de alimentos no saludables. Este auge ha sido muy criticado por la lógica cartesiana, por un simple hecho arrogante, y se ha tildado de supersticioso e ignorante a las culturas indígenas y rurales, pues desde su perspectiva la práctica agrícola sustentable sin tener conocimiento empírico de la materia es rechazada por la ciencia pura. Pero, resulta que estas comunidades indígenas y rurales, supuestos “retrógrados e ignorantes” a la vista del corpus de la ciencia practican la agrícultura sostenible desde hace miles de años y tienen conocimientos avanzados en infinidad de áreas que se relacionan con la salud humana y el cuidado del medio ambiente. Tal es el caso de los agricultores de los Andes en Sudamérica que han desarrollado unas 3 mil variedades de papas, algunas resistentes al frío, a la sequía, a las alturas y al tipo de suelo; también están los indígenas de la jungla Amazónica que cultivan 100 variedades de mandioca, los hanunoo de las isla Mindoro en las Filipinas que cultivan 430 plantas distintas en su agricultura y a menudo intercalan hasta 40 diferentes en una misma siembra; esto último en contraposición con la arrogante lógica cartesiana, nos hace reflexionar, pues el Instituto Internacional para la Investigación del Arroz busca la forma de intercalar cinco plantas de una misma tala.

Aquí les dejamos este extracto del documental Sin Mapa de Calle 13, para la reflexión.


Para verlo completo haga click aquí

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